miércoles, 14 de septiembre de 2016

Jamilena santanera


 El paraje del Cerro Miguelico ha sido durante miles de años lugar de leyendas y mitos vigentes en los monumentales rastros que dejaron sus primeros asentamientos. También llegó a convertirse en un lugar de aparición y de fe cristiana que dispuesto a germinar en las raíces de un camino angosto y pedregoso se ha convertido en lugar de patronazgo y de círculo místico para la provincia del Santo Reino.
 Quizás por tratarse del lugar donde según la tradición se apareciera la señora Santa Ana, Abuela de Cristo, a los torrecampeños y tratándose de un paraje que linda con el pueblo de Jamilena, ha sido siempre este icono de la cristiandad una verdadera estampa entre los habitantes de ambos pueblos con el ejemplo de que durante años los jamilenudos han asegurado que Santa Ana vino para ser su protectora y no del pueblo vecino que actualmente la venera en sus pedestales. Aún en lo cierto de este mito tanto Jamilena como Torredelcampo han compartido la devoción hacia la Santa y la Virgen Niña cual nietos que aman a su abuela, hasta el punto de que en los años del siglo pasado llegó a existir una Cofradía Filial a Santa Ana desde el pueblo de Jamilena, años que a bien nos vino a desglosar Don Francisco Pérez en su pasado pregón de romería, y que unidos a las malas circunstancias religiosas que rodeaban la ciudadanía acabara por extinguirse sin apagar del todo la llama de fe entre los jamilenudos, los llamados hijos de Jesús. Tanto es así que es contemplable y admirable la acogida que recibe cada año el Simpecado de la patrona durante el trayecto del Camino Romero al paso de la carreta por las calles del mencionado pueblo, donde los ramos de flores reciben a la Madre de la Natividad hecha una Niña en brazos de su madre.

 
 Una unión entre ambos pueblos que con suerte y amor se mantiene viva en nuestros días y que Dios mediante y con el trabajo de los jamilenudos quién sabe si pudiera volver a formarse en el seno de la Parroquia de la Natividad un nuevo grupo que, fiel a sus costumbres, siguiera los paso de la Abuela Santa Ana cada primer domingo de mayo.





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