De nuevo cuando el curso cofrade apenas comenzaba resurgió de entre los nublos de un septiembre casi otoñal la luz de una nueva Aurora. Una Aurora que se presentó bajada del cielo para tender la mano a cuantos fieles quisieron participar de ella.
La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno celebrara estos día la onomástica de su titular mariana con motivo de la Natividad de la Virgen María, presentada en un magnífico altar de cultos exquisitamente engalanado por sus priostes en el que como culmen se podía contemplar el trono celestial de nuestra Madre bajo el palio que es honor y respeto a la misma. Y para mayor contemplación, María Stma de la Aurora, ataviada con su vestimenta procesional, estrenando algún broche y cuya bendita mano permaneció al alcance de sus devotos durante todo el día del sábado y el domingo, día en que se le dedicó una eucaristía a la que se unieron numerosos hermanos torrecampeños además de sus cofrades gracias a que nuestra parroquia recibía a su nuevo vicario parroquial Don Manuel Jesús Ceacero y despedía con tristeza el cargo de Don Jesús Ureña durante este año que nos queda atrás.
Además la cofradía aprovechó esta celebración litúrgica para realizar el cambio de Hermanos Mayores de Fiesta y recibir con mucha alegría a sus nuevos hermanos para este curso cofrade.
Ahora la Santísima Virgen ha vuelto a su retablo, pero volverá a bajar en unos días, cuando la noche se haga palpable, a recordarnos siempre... sus Dolores.
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