martes, 28 de julio de 2015

Por siempre Señoras de Torredelcampo


 Un julio más fueron muchos los que eligieron vivir sus vacaciones durante la semana en la que celebrábamos las ferias y fiestas en honor a nuestra patrona, dando lugar a esa ya típica soledad de una feria que quedó desplazada por sus paisanos. Pero la Abuela nunca queda desplazada, y menos en su día grande, en el que demostró su gran devoción por parte de los torrecampeños, jiennenses y personas de otros lugares que se acercaron a acompañarla durante la procesión.
 La novena en honor a Santa Ana se celebró con esa acogida que expresan nuestros parroquianos al tener a su patrona durante un corto periodo de tiempo tan cerca de sus casas. Por otra parte, seguido al último día de la misma se celebró el tradicional besapié a la Virgen Niña durante todo el día y al que se acercaron numerosas colas de fieles y devotos que no querían perder la oportunidad de tener a su Niña tan cerca para implorarle y agradecerle tantos favores concedidos.
 Y pequeña también se quedó nuestra parroquia durante la celebración de la misa en honor a la cofradía el día 26, onomástica de nuestra señora, y oficiada por seis sacerdotes.







 El domingo, festividad de Santa Ana y San Joaquín, nuestro pueblo salió a las calles para ver a su Abuela, la cual cruzó por el dintel de las puertas de nuestra parroquia de San Bartolomé más puntual que nunca. Tan puntual que no dio lugar quizás a la preparación de la misma, puesto que las criticas hacia la organización del cortejo fueron un diluvio imparable. Las calles estrechas por las que pasaba la comitiva, la amplia familia de los hermanos mayores, las representaciones de todas nuestras hdades de pasión y gloria, las numerosas velas que acompañaban al paso, la banda y los miles de devotos que acompañaban a la procesión en general causaron un tumulto de gente que apenas pasó desapercibido por cualquiera.







 Por suerte nuestra señora Santa Ana y la Virgen Niña lucieron espectacularmente sus dos estrenos como fueran el nuevo vestido para la Niña y la nueva bandera titular de la cofradía, ambos donaciones. Pero también lucieron ellas acompañadas de sus miles de fieles, algunos venidos de lejanos pueblos, y al compás de la banda municipal y de esos vivas que salen siempre de lo hondo de un corazón torrecampeño.
 Una vez la procesión llegaba a su fin parsimoniosa las mujeres flamencas dejaron su ofrenda floral con rapidez por la desesperación que estaba causando el ritmo de la misma, aunque algunas sin dar por sentado el himno a nuestra patrona.








 Y nuestras ferias y fiestas llegaron a su fin. Ahora solo nos queda una escasa semana antes de que la Abuela y la Madre de Dios partan hacia su almirante ermita. Ahora solo nos queda volver a repetir:

¡VIVA SANTA ANA! ¡VIVA LA NIÑA! ¡VIVA LA ABUELA!

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