jueves, 3 de noviembre de 2016

Milagros que cautivan


 Cautivador se presentaba el Señor de la leyenda torrecampeña para celebrar los cultos que rinden en su honor la Cofradía de la Vera Cruz. Mucho antes de que fuera declarado como co-titular de la hermandad ya era atracción de numeros fieles de dentro y fuera de la misma, presentes en cada Jueves Santo o en el día a día del rincón que lo acoge en la capilla de nuestra parroquia. Vestido de blanco y maniatado pero con la faz compasiva; sin sentimiento pero con enseñanza. Muchos cofrades y devotos nos hablan de sus ojos, profundos como las mismas montañas; otros de las manos, dulces y cándidas; y otros de la propia efigie, tan especial para algunos como paternal para el resto.
 En un fin de semana en el que las flores eran el ir y venir de nuestro camposanto, la sagrada imagen bajaba a los pies de los hombres evocando su sentencia de muerte, pero tan cercano para nosotros que pocas sentencias podrían haber roto momentos tan íntimos. Y es que esto bien lo saben sus costaleros.











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