La Pasión Nazarena volvía a despertar en los cofrades de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Stma de la Aurora, con un nuevo augurio que prometía una "madrugá" cálida y de fe penitente un año más; pero era difícil prometer tanta ilusión a ciencia cierta. Lo que sí era de asegurar era el amor ferviente que volvían a mostrar los componentes de la Banda de CCyTT Nuestro Padre Jesús Nazareno, siempre con el compás marcado para inundar la pasión que los une a su titular, al cual dedicaron una serie de marchas procesionales el último día de triduo, que esta vez de un rojo aterciopelado brindaba la cruz a cuantas personas quisieran participar de ella. Y todo bajo la atenta mirada de su Madre, que ante la desespera de volver a la caída que la encuentre con su Hijo de camino hacia el Calvario, intentaba evitar la mirada hacia el lugar de los feligreses que trataban de hacer llegar sus cartas de fe y consuelo a través de un débil beso que rompiera con la frialdad de un madero santo.
Además, Santa Marcela, o la Verónica, como todos la quieren venerar, presidía la hornacina del retablo de la hermandad y anhelante recibía el nuevo halo de Orfebría Bernet que porten sus sienes en la próxima estación de penitencia así como un nuevo fajín hebraico para la próxima estación de penitencia, siendo bendecida en la tarde-noche del sábado junto con un broche para el titular cristífero y una nueva corona de espinas, fruto de donaciones.
La pasión volvía a despertar, en las súplicas de una nueva Aurora, cuya promesa sería ,por la gracia de Dios, volver a madrugar...
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