Como Dios hecho hombre y hombre hecho humildad, un Señor misericordioso era enclavado en la cruz una vez más durante este fin de semana. Cinco llagas de pasión para el Rey Redentor del mundo, y sus hermanos cofrades siempre a la vera de su cruz. El triduo cuaresmal en honor a la imagen titular de la cofradía del Jueves Santo volvía a brindarnos esa belleza y portentosidad de tan venerada imagen a lo largo de los siglos. Se presentaba oscuro con la tenue luz de las velas y con unas rosas como fieles testigos de su muerte en la cruz.
En el segundo día de triduo la cofradía decana recibió a sus nuevos hermanos cofrades tras la Eucaristía mientras que el tercer día, la imagen permaneció en solemne besapié para todos los devotos de nuestra parroquia con las vistas puestas a un Jueves Santo lleno de piedad y pasión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentad con respeto y humildad. La bondad nos puede hacer grandes.