jueves, 10 de diciembre de 2015

Encarnación, Madre del Soberano


 Cual Verbo que se hizo carne, cual Palabra que se hizo hombre. De mujer inmaculada, vestida de sol y por las estrellas coronada. Concebida María, hija de Santa Ana, como Madre de Dios en la tierra, como Madre del Soberano Rey de los Cielos. 
 Como sol de justicia se nos presentaba María Santísima de la Encarnación durante cuatro días en los que sus fieles y devotos pudieron contemplarla desde la dulzura de un elegante altar y perfumada de flores. La Pro-Hermandad del Dulce Nombre volvía a traer las novedades y la elegancia de su mano con un fin de semana que halagaba más que nunca al Hijo de Dios, quien al cuarto día y no al tercero subía a los cielos, lleno de pasión, de color de reyes, de Caridad y de amor; observando con admiración la mujer que sería alabada en los confines de la tierra, que se disponía cercana al pueblo, de lágrimas vivas y abrazo de fe callado, dispuesta en besamanos con motivo de la festividad de la Pura y Limpia Concepción de María, que recordemos de paso forma parte de los títulos que conforman el nombre del grupo parroquial.
 Un triduo lleno de hermandad en el que la época concepcionista se marcaba más que nunca con los colores propios de la época. Además Nuestro Señor de la Caridad se convirtió en foco de atención a causa de los nuevos estrenos como parte de varias donaciones: túnica, mantolín y broche con su advocación. Y el broche de oro, valga la redundancia, fue puesto con la solemne función en honor a la titular el último día, que volvió a abrir sus brazos a los nuevos integrantes del grupo bajo su atenta mirada.
 En definitiva unos días de amor y de Madre de Dios que han abierto las puertas de lleno a nuestra tan dulce Navidad. Aquí os dejamos un reportaje que nos manda Pedro Luis Alcántara.
















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