martes, 16 de junio de 2015

La Esperanza reinó como nunca en Torredelcampo

 25 años de Esperanza y devoción. 25 años fueron los que celebraron la Hermandad del Sto Sepulcro de Ntro Señor Jesucristo y María Stma de la Esperanza en su Mayor Dolor con un triduo extraordinario a su imagen titular y un rosario vespertino por las calles de la localidad.
 Ntra Señora de la Esperanza se encontró como nunca: entronizada sin palio alguno, vestida con saya blanca y con manto verde que recibe su nombre, rodeada de unos candelabros que dieron luz a tantas promesas de sus cofrades.



 Los tres días de triduo se dieron con normalidad, aunque cabe destacar la gran participación del tercer día, en que más de doscientas personas quisieron asistir a la celebración del mismo y acompañar a la Stma Virgen en su rosario, cortejo que fue amenazado durante unos instantes por lluvia, pero que a bien calmó la Virgen con su presencia en la calle, acompañada por representaciones de algunas de nuestras hermandades torrecampeñas y sus cofrades.


 Fueron numerosas las calles que engalanaron sus balcones para el paso de la imagen, que sufrió algún que otro altercado en su corona, pero finalizó el recorrido con total tranquilidad. Es de destacar, además, el paso por la Carrera Baja, lugar donde fue recibida por la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y por la Hdad de la Virgen del Carmen y desde donde recibió varias petaladas y alguna saeta cantada desde un corazón joven.
 Las cuentas del rosario fueron avanzando con la luz de las velas que iluminaban la noche nublada y con el racheo de las costaleras y los costaleros, hecho que destacó entre la hermandad al tratarse de la primera vez que la Virgen era portada por una cuadrilla de hombres. Así, dando por completo el recorrido por el casco antiguo, el cortejo se adentró en el templo de nuevo, esta vez desde la glorieta de San Bartolomé, generando una escena de belleza monumental que hacía tiempo no se vivía en nuestro pueblo.




 25 años y una noche. Una noche de junio en la que sobraron las emociones y los cantes, y en la que sus cofrades pudieron vivir el mayor sentimiento junto a su Señora: el de la Esperanza.


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