martes, 5 de mayo de 2015

Una romería de emociones

ROMERÍA 2015

 Una romería de emociones es la que nos ha quedado ya atrás, grabada a fuego en nuestro libro de los recuerdos cofrades. Está claro que este año todos habíamos notado la decadencia de gente en el cerro Miguelico, pero lo que sorprendió sin lugar a dudas fue la aglomeración de gente que volvieron a formar nuestras patronas en su día grande. Aquí os contamos los momentos más destacados de la romería 2015.

 El jueves por la noche se celebró la misa en honor de los Romeros del Camino de la Asociación Torre de la Peña en la que el simpecado fue acompañado en algunas calles de nuestro pueblo hasta la parroquia de San Bartolomé. Sería el viernes cuando los peregrinos iniciarían su camino hasta el cerro Miguelico acompañando a la carreta del Simpecado hasta la puerta de la iglesia donde el párroco les daría su bendición para partir y llegar hasta la plazoleta de la Fuente Nueva, donde tuvo lugar el ya popular encuentro con el estandarte de la Virgen del Carmen.



 Al día siguiente, la comitiva llegaría hasta Jamilena, donde la Cofradía de Nuestro Padre Jesús y la Hdad Filial de la Virgen del Rocío los recibirían y después de una larga caminata entre olivares llegarían hasta el llano del cerro y presentarían el simpecado ante la patrona, dando fin al camino de este año, y creando un emotivo ambiente cargado de pasión romera por parte de los peregrinos.




 El mismo sábado tendría lugar la misa en la lonja de la ermita, a la que acudieron numerosas personas que tuvieron que escucharla desde difíciles lugares por la falta de espacio (problema que nos gustaría hacer llegar a la cofradía). Tras esta los Grupos Jóvenes de nuestras hdades de pasión realizarían una ofrenda floral a Santa Ana y la Virgen Niña. Por último se celebraría el Santo Rosario en plena noche.


 Y llegó el día grande, el Día de la Madre, el primer Domingo de Mayo en que nuestra Abuela y su niña, la Virgen María, quisieron bendecir toda la sierra y su pueblo. La misa de campaña fue un ir y venir de calor para los que aguardaban impacientes con el fuerte interrumpir de los fuegos artificiales. Y una vez acabada, la multitud de gente se duplicó y triplicó para acompañar la procesión por el cerro en la que no faltaron las sevillanas, los guapas, los vivas y olés hasta "la Erilla", donde una lluvia de pétalos caerían sobre las andas de las patronas.






 De vuelta, los anderos compartieron sus hombros con los de numerosos torrecampeños hasta llegar al pequeño santuario de la asociación romera, donde fueron presentados los niños y el Simpecado a plena luz del sol. Y justo cuando Santa Ana se dirigía para la entrada a su ermita y su himno resonaba una y otra vez en las voces de sus romeros, decidió que ya había sido suficiente y quiso cubrir el cielo de una capa de nubes para aplacar un poco el calor.





 Tuvo lugar el hermoso encierro de la procesión en la que los torrecampeños no quisieron despedirse de su Abuela y los anderos suplicaban al cielo por un año más bajo aquellas andas. Y el ambiente dentro de la ermita fue único y apabullante. Los romeros lloraban emocionados y las gargantas gritaban y vitoreaban a las reinas torrecampeñas. Además era tanta la estrechez entre los allí presentes que cuando la Virgen Niña fue trasladada hasta el camarín, los brazos se extendieron hacia la Madre de Dios queriendo rozar el más mínimo rizo de su vestido de flamenca. Y las palmas despidieron el acto y dando por concluido el intercambio de varas de los hermanos mayores.





 Finalmente tras la procesión y demás, la romería daría por finalizada cuando a la tarde del domingo permanecería abierto el camarín de Santa Ana para besar su manto y los romeros podrían visitar la Casa Hermandad y Museo de la cofradía para quedar embelesados con el portentoso patrimonio de Santa Ana y la Virgen Niña.



 Seguro se nos quedan muchas cosas en el tintero, pero sin lugar a dudas la romería se ha vuelto ha celebrar un año más con muchos visitantes de fuera de nuestro pueblo y de dentro del mismo donde el ambiente festivo y también la devoción han tenido lugar en un cerro que se volvió cielo el primer domingo de mayo.

¡VIVA SANTA ANA! ¡VIVA LA NIÑA! ¡VIVA LA ABUELA! ¡VIVA TORREDELCAMPO!

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